Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Tesalonicenses 1

1 Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses, en Dios
nuestro Padre y en el Señor Jesucristo.

2 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios Padre y del Señor
Jesucristo.

3 Tenemos que dar en todo tiempo gracias a Dios por vosotros,
hermanos, como es justo, porque vuestra fe está progresando mucho y se
acrecienta la mutua caridad de todos y cada uno de vosotros,

4 hasta tal punto que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en
las Iglesias de Dios por la tenacidad y la fe en todas las
persecuciones y
tribulaciones que estáis pasando.

5 Esto es señal del justo juicio de Dios, en el que seréis
declarados
dignos del Reino de Dios, por cuya causa padecéis.

6 Porque es propio de la justicia de Dios el pagar con tribulación a los
que os atribulan,

7 y a vosotros, los atribulados, con el descanso junto con nosotros,
cuando el Señor Jesús se revele desde el cielo con sus poderosos ángeles,

8 en medio de = una llama de fuego, y tome venganza = de los que =
no conocen a Dios = y de los que = no obedecen = al Evangelio de nuestro
Señor Jesús.


9 Estos sufrirán la pena de una ruina eterna, alejados = de la presencia
del Señor y de la gloria de su poder, =

10 = cuando = venga = en aquel Día a ser glorificado en sus santos y
admirado = en todos los que hayan creído - pues nuestro testimonio ha sido
creído por vosotros.

11 Con este objeto rogamos en todo tiempo por vosotros: que nuestro
Dios os haga dignos de la vocación y lleve a término con su poder
todo
vuestro deseo de hacer el bien y la actividad de la fe,

12 para que así = el nombre = de nuestro = Señor = Jesús = sea
glorificado = en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios
y del Señor Jesucristo.

II Tesalonicenses 2

1 Por lo que respecta a la Venida de nuestro Señor Jesucristo y a
nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,

2 que no os dejéis alterar tan fácilmente en vuestro ánimo, ni os
alarméis por alguna manifestación del Espíritu, por algunas palabras o por
alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que está
inminente el Día del Señor.

3 Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la
apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición,

4 el Adversario que = se eleva sobre todo = lo que lleva el nombre de

= Dios = o es objeto de culto, hasta el extremo de = sentarse = él mismo en
el Santuario de = Dios = y proclamar que él mismo es Dios.

5 ¿No os acordáis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros?

6 Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene, para que se
manifieste en su momento oportuno.

7 Porque el ministerio de la impiedad ya está actuando. Tan sólo con
que sea quitado de en medio el que ahora le retiene,

8 entonces se manifestará el Impío, a quien el Señor = destruirá con el
soplo de su boca, = y aniquilará con la Manifestación de su Venida.

9 La venida del Impío estará señalada por el influjo de Satanás, con
toda clase de milagros, señales, prodigios engañosos,

10 y todo tipo de maldades que seducirán a los que se han de condenar
por no haber aceptado el amor de la verdad que les hubiera salvado.

11 Por eso Dios les envía un poder seductor que les hace creer en la
mentira,

12 para que sean condenados todos cuantos no creyeron en la verdad y
prefirieron la iniquidad.

13 Nosotros, en cambio, debemos dar gracias en todo tiempo a Dios
por vosotros, hermanos, amados del Señor, porque Dios os ha escogido
desde el principio para la salvación mediante la acción santificadora
del
Espíritu y la fe en la verdad.

14 Para esto os ha llamado por medio de nuestro Evangelio, para que
consigáis la gloria de nuestro Señor Jesucristo.


15 Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones
que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.

16 Que el mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que
nos ha amado y que nos ha dado gratuitamente una consolación eterna y
una esperanza dichosa,

17 consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra
buena.

II Tesalonicenses 3

1 Finalmente, hermanos, orad por nosotros para que la Palabra del
Señor siga propagándose y adquiriendo gloria, como entre vosotros,

2 y para que nos veamos libres de los hombres perversos y malignos;
porque la fe no es de todos.

3 Fiel es el Señor; él os afianzará y os guardará del Maligno.

4 En cuanto a vosotros tenemos plena confianza en el Señor de que
cumplís y cumpliréis cuanto os mandamos.

5 Que el Señor guíe vuestros corazones hacia el amor de Dios y la
tenacidad de Cristo.

6 Hermanos, os mandamos en nombre del Señor Jesucristo que os
apartéis de todo hermano que viva desordenadamente y no según la
tradición que de nosotros recibisteis.

7 Ya sabéis vosotros cómo debéis imitarnos, pues estando entre
vosotros no vivimos desordenadamente,

8 ni comimos de balde el pan de nadie, sino que día y noche con fatiga
y cansancio trabajamos para no ser una carga a ninguno de vosotros.

9 No porque no tengamos derecho, sino por daros en nosotros un
modelo que imitar.

10 Además, cuando estábamos entre vosotros os mandábamos esto: Si
alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.

11 Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros algunos que
viven desordenadamente, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo.

12 A ésos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que
trabajen con sosiego para comer su propio pan.

13 Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.

14 Si alguno no obedece a lo que os decimos en esta carta, a ése
señaladle y no tratéis con él, para que se avergüence.

15 Pero no lo miréis como a enemigo, sino amonestadle como a
hermano.

16 Que El, el Señor de la paz, os conceda la paz siempre y en todos
los órdenes. El Señor sea con todos vosotros.

17 El saludo va de mi mano, Pablo. Esta es la firma en todas mis
cartas; así escribo.

18 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros.